Acercándonos a las Abejas Nativas de la Amazonía Peruana
por José Carlos García Morales, Agrónomo, Coordinador Regional de Camino Verde en Loreto (biografía al final)
Ya hace más de 14 años fue cuando llegué a la selva peruana, específicamente a la región de Loreto, para realizar el que sería mi “trabajo final de carrera”, con el que egresaría como ingeniero agrónomo de una universidad española. Mundos diferentes: la península ibérica y la Amazonía peruana, ambos unidos a través de un joven estudiante que quería conocer todo sobre ese mundo verde al que había aterrizado.
Fueron muchas visitas a las chacras y sus cultivos, para observar y analizar qué problemas tenían los pobladores de la zona en referencia a plagas, enfermedades y otros problemas agrícolas que padecían. En una de esas visitas me comentaron por primera vez de unas abejas que afectaban a los frutos del casho o marañón, también conocido como anacardo (Anacardium occidentale); estas abejas mordían el fruto del anacardo, dejándolo inservible para su comercialización en el pueblo de Nauta, donde estos pobladores vendían sus productos.
Tiempo después, en otra de las comunidades que visitaba –para ser exacto en la comunidad de San Jacinto a orillas del río Marañón– me mostraron una caja de madera donde entraban y salían unos insectos. Quisieron abrirla para mostrarme qué había en su interior, y yo asustado, creyendo que eran abejas las cuales nos picarían, dije que no hacía falta abrir la caja. Fue entonces cuando me dijeron que no me asustara, que no picaban (!). Cuál fue mi asombro cuando efectivamente vi con mis propios ojos una colonia de abejas que no hacían ningún ademán de picarme.
Ya de regreso en la ciudad de Iquitos, donde tenía electricidad y algo que se le podía llamar internet, investigué sobre estas abejas que mordían frutos y que no picaban, y ahí, en el 2008, fue que supe que existían abejas sin aguijón, los denominados meliponinos. Fue mi primer encuentro con ellas y no el último, pues ya son más de 11 años que me dedico a enseñar sobre la crianza de abejas nativas sin aguijón por diferentes cuencas de la Amazonía, y en un número significativo de comunidades, tanto nativas como mestizas. Como parte de este trabajo comunitario y abejero, quiero compartir el próximo artículo referido a la Amazonía y al uso tradicional de las abejas nativas, esperando que sea ilustrador para el lector, y que le lleve a saber más sobre estos carismáticos insectos que me han enseñado e inspirado durante más de una década.
La selva amazónica se extiende sobre 8 millones de kilómetros cuadrados, representando dos tercios de los bosques húmedos tropicales mundiales, y el 4,9% del área continental mundial. Alrededor de un 30% de la biodiversidad mundial se encuentra en la Amazonía.
La Amazonía peruana abarca una superficie de 778.449 km2, lo que significa un 60,9% del territorio peruano y un 13% del total de los bosques amazónicos, lugar donde están presentes algunos de los bosques más ricos en biodiversidad del planeta. Debido a su gran variedad de ecosistemas y biodiversidad, la región amazónica también se conoce como el banco mundial de las abejas sin aguijón. Estas abejas son responsables del 38 al 90% (según ecorregiones) de la polinización de especies silvestres en la zona. Por su diversidad, su gran abundancia y por el hecho que coevolucionaron con la vegetación local desde el período cretácico, las abejas nativas son imprescindibles para la polinización en los ecosistemas tropicales como la Amazonía peruana.
Aunque las abejas sin aguijón no pican y muchas son de conducta dócil, tienen otras estrategias defensivas para evitar el ataque de posibles predadores. Los nidos son cubiertos, generalmente resguardados en cavidades, huecos dentro de árboles, y rodeados por batumen, una sustancia dura elaborada por las abejas. La entrada a los nidos es estrecha y está cubierta con resinas o semillas repelentes, con lo cual evitan el acceso de intrusos. La longitud de la entrada es una medida de cuán fuerte es la colmena y constituye un mecanismo de defensa muy importante, también se defienden con diferentes modelos de comportamiento.
Permanentemente hay guardianas vigilando las entradas de los nidos. Cuando se sienten atacadas, reaccionan de forma masiva, ya sea escondiéndose en el nido o saliendo a enfrentar al agresor, echando resinas pegajosas o enredándose en el pelo del intruso.
La actividad de las abejas nativas es mucho mayor por las mañanas que por las tardes, y lo que más recolectan es el polen. Tal como indica la entrada y salida de materiales de las colmenas, los nidos que no presentan ningún problema, y que se encuentran estructuralmente en buena salud, se dedican casi por entero a la producción de miel.
Aunque, como se ha mencionado, la Amazonía peruana está dotada de numerosos recursos naturales, el uso de éstos muchas veces se hace de forma insostenible, de forma extractivista, es decir, extrayéndolos del bosque sin ningún tipo de manejo. En el caso de las abejas nativas, habitualmente las colonias son destruidas totalmente para extraer su miel, pues la mayoría de los pobladores locales carecen de conocimiento para manejar estas abejas, y en Perú las instituciones gubernamentales, universidades y/o centros de investigación no cuentan aún con programas para el estudio y promoción de la “Meliponicultura.” En Perú se realiza la meliponicultura de forma tradicional, de manera simple, pero ésta es ínfima y muy básica; normalmente no se posee conocimiento de cómo multiplicar o fortalecer una colonia. El uso, principalmente extractivista, que se hace de las abejas nativas es para ofrecer su miel para venta, mezclarla con alcohol o hacer remedios medicinales con ella.
Las abejas nativas manejables existentes en la región de Loreto se distribuyen por toda la región de la selva baja de Perú y otros países amazónicos como Colombia, Ecuador y Brasil, compartiendo las mismas especies manejadas en la meliponicultura– siendo así, por ejemplo, la Melipona eburnea, también considerada como “grupo de eburnea”, que se distribuye por toda la región amazónica. En el caso del género Melipona, que son particularmente sensibles a la deforestación, son más difíciles de encontrar en la región de la selva alta, donde la actividad antropogénica es más fuerte que en la selva baja– por lo que el género Melipona postula como posibles indicadores del proceso de degradación del bosque tropical.
Otros géneros de menor tamaño de cuerpo son encontrados con más frecuencia en toda la cuenca amazónica, como es el caso de Tetragonisca angustula, o “ramichi,” que se encuentra con facilidad en las regiones amazónicas más deforestadas, como en la región de San Martín (selva alta), limítrofe con Loreto.
La miel consumida actualmente en Perú proviene principalmente de la abeja africanizada Apis melifera (Linnaeus, 1758) conocida como abeja asesina, la abeja de la colmena o de la miel, la cual fue introducida a América del Norte en el siglo XVII por colonos que llegaron de Europa. En 1838, se llevó a Brasil y en 1857 a Perú y Chile. Sin embargo, los indígenas de la región amazónica tenían conocimiento de la meliponicultura o explotación de las abejas nativas, cuya miel era usada como alimentación y medicina.
Actualmente en Perú, la técnica tradicional usada por la población de la Amazonía para obtener miel de las abejas nativas se basa en buscar nidos silvestres en la selva, localizarlos normalmente en el hueco de un tronco, vivo o muerto, tumbar el árbol, en caso de que esté vivo con irreparable muerte, abrir el tronco para acceder a la estructura de la colmena donde se encuentra la miel y el polen, sustraer el producto, incluso la alimentación de las celdas de cría, y dejar la colmena devastada en mitad del bosque, con su posterior muerte. Así se van destruyendo poblaciones enteras, por lo que la frontera de ciertas especies va alejándose de las zonas habitadas, reduciéndose su nicho poblacional. Ésto conlleva a la desaparición de los polinizadores de ciertas regiones, sin saberse las consecuencias de estos actos a futuro en el ecosistema.
Actualmente en los pueblos indígenas y mestizos, la miel de abejas nativas es vendida en mercados informales o intercambiada por productos de primera necesidad. También es usada para preparar bebidas alcohólicas que se ingieren en los eventos sociales. Estos usos desplazan el valor medicinal tradicional que tiene la miel. Como son muchas las etnias indígenas que viven en la Amazonía peruana (42 grupos etnolingüisticos contactados), recopilar el conocimiento tradicional o ancestral, referido a las abeja nativas, es un trabajo árduo que aún no se ha realizado completamente. Pero gracias al apoyo de varias instituciones civiles, como Camino Verde Tambopata, la Asociación La Restinga, el Centro de formación Bilingüe (FORMABIAP) y la organización One Planet, se ha llegado a recopilar importante información sobre el uso medicinal (tradicional actual) de la miel por los pueblos Kukama-Kukamiria, Shawi, Kichwa, Maijuna y mestizos, inclusive “recetas” para curar o tratar: la gripe, los bronquios, mujeres con vientre infértil, el reumatismo, la tosferina, la tos, la anemia, artritis, y también fortalecer la sangre, y fortalecer el cuerpo y el espíritu. En el caso del pueblo Maijuna, conocidos también como los Orejones (haciendo referencia a las ampliaciones de los lóbulos que se realizaban antiguamente en las orejas), es sabido que hay una canción tradicional que hace referencia a la abeja nativa, en la cual se imita el zumbido de la abeja en su pecoreo diario.
Por otra parte, se han rescatado algunos mitos, relatos o “secretos” sobre el uso y recolección de la miel, como por ejemplo:
La luna afecta a las abejas de una manera bastante peculiar. Se dice que las noches de luna verde (luna nueva) las abejas se “emborrachan” con su miel madura. Al emborracharse, muchas de las abejas amanecen muertas en el pie de la colmena. Esto produce que los días sucesivos no se pueda recoger miel madura de esa colmena, y que, por tanto, la fecha ideal para sacar la miel es justo antes de la luna nueva.
Para deshacerte de un nido de arambaza, o abeja cortapelo (Trigona amalthea), y poder cosechar su miel sin sufrir incidentes con estas abejas agresivas se debe defecar en el suelo, debajo del nido. Se dice que a la semana el nido caerá, por el olor, y las abejas se irán (no se sabe si antes o después de la caída del nido).
Se dice que, si en noches de luna llena se agarra a la reina, le aprietas el abdomen y se unta en los párpados el líquido que sale de ella, podrá ver en la oscuridad los nidos en medio del bosque.
La producción de miel de abeja nativa en la selva baja peruana (y en todo el Perú) es muy baja. Sin embargo, la comercialización de esta miel tiene una potencialidad importante, primero porque ya existe una alta demanda local por este producto, y segundo porque Perú es un país deficitario en miel de abeja Apis y Melipona (importando entre 100 y 150 toneladas cada año de Chile y Argentina). Pese a todas las ventajas que encierra el consumo de miel de meliponinos, como el gran valor medicinal que posee y la mejora que supone en la economía familiar, ésta no ha sido potenciada aún en Perú como ya se está haciendo en México, Colombia y Brasil. Además, son muchos los estudios que apuntan a la meliponicultura como medida para proteger los bosques tropicales por su rol crucial en la polinización de plantas y cultivos agrícolas en regiones tropicales. Estos insectos llegan a polinizar el 38% o más de todas las especies de plantas que hay en la región amazónica.
Las principales especies de abejas nativas usadas en la meliponicultura loretana son aquellas del género Melipona, debido a su mayor producción de miel y que en la región de Loreto (selva baja) aún se encuentran en gran cantidad, gracias al buen estado de los bosques. Sin embargo, también se consume miel de otros géneros. En el siguiente cuadro se muestran las principales especies usadas en la región.
El principal producto obtenido de las abejas nativas es la miel, aunque también, en algunos casos, se usa el polen para hacer recetas medicinales. La cera, el propóleo y el batumen no son utilizados, y suelen ser arrojados al bosque sin darle importancia alguna a pesar de sus virtudes y usos.
La comercialización de la miel se suele hacer en botellas de plástico recicladas de gaseosas u otras bebidas, cuyo volumen suele ser de 625 ml. El precio por botella oscila entre 10 nuevos soles a 40 nuevos soles (3 a 10 dólares) y se venden en la propia comunidad o comunidades cercanas. Algunos productores o extractores comercializan la miel en la ciudad de Iquitos (capital de Loreto), debido a que el precio por botella puede ser mayor.
Como conclusión, cabe mencionar que la diversidad de abejas nativas existentes en la Amazonía peruana está aún por definir debido a la falta de estudios en este tema. El uso de las abejas y la miel por los pobladores locales aún forma parte de la vida cotidiana y medicina tradicional amazónica. La desaparición del bosque primario y la extracción de colmenas de forma irracional está desplazando a géneros como Melipona que ya no se encuentran en partes de la selva alta. Los productos de las abejas, miel y polen, se venden en mercados locales, a un bajo costo y sin control sanitario. Algunas instituciones civiles están recuperando y realzando la meliponicultura, dándole el valor que tiene ésta como eslabón clave en el perdurar de los ecosistemas amazónicos, lo que está llevando a cada vez más personas a interesarse en el manejo sostenible y el estudio de las abejas nativas amazónicas.
Sobre el Autor
J. Carlos García - Coordinador Regional de Camino Verde Loreto
Originario de Andalucía, formado como agrónomo en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos y de Monte en Córdoba, España. Residente en la Amazonía peruana desde 2008. Autor del libro "Chacras Amazónicas: Guía para el manejo ecológico de cultivos, plagas y enfermedades". Ganador del premio "Fausto Cisneros Vera" en la LII Convención Nacional de Entomología del Perú. Diplomado en Meliponicultura por la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Yucatán, México. Especialista en la extensión e investigación de la Meliponicultura (cría y manejo sostenible de abejas nativas) desde el 2011, y en el manejo orgánico de fincas en comunidades rurales y nativas. Desde 2020 forma parte de la familia de Camino Verde, coordinando proyectos en la región de Loreto, extendiendo el conocimiento agroforestal en comunidades nativas Maijuna, Bora y Huitoto. Proactivo, entusiasta, trabajador y ambientalista.